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Ros Atkins en Edinburgh: Reimaginando el futuro de la televisión

Ros Atkins en Edinburgh: Reimaginando el futuro de la televisión

Antes de decir lo que dijo sobre la realidad de la industria de televisión, el pasado miércoles, en la apertura oficial de sesiones del Edinburgh TV FestivalRos Atkins confesó que lo suyo eran puras reflexiones de «alguien que mira desde fuera». No es enteramente cierto: Atkins no solo es un reconocido y prestigioso comunicador británico de enorme talento y de análisis lúcido y profundo; también tiene décadas haciendo televisión, en la producción de programas, dentro como presentador y fuera de los platós; miles de horas en documentales y trabajos de investigación; años de aprovechar y padecer el trasiego de las formas de comunicar y el impacto de la tecnología en tamaña transformación. Y toda esa labor diaria, además, siguiendo, cotidianamente, el pulso en los gustos y consumo de contenidos.

En lo que lleva de profesión, ha vivido en carne propia el proceso de cambios revolucionarios en la televisión. Por ello, más allá de la nada presuntuosa presentación ante un auditorio repleto y atento, Atkins radiografió con crudeza inhabitual y trazos de experto la realidad de la industria.

Independientemente de que su análisis de situación que abrió la gran sesión inicial denominada ‘Back From the Brink: Reimagining The Future of Television’ (‘De regreso del abismo: reimaginando el futuro de la televisión’) tiene geografía determinada (Reino Unido), la lectura vale para cualquier territorio del mundo.

Un analista de su nivel no necesita editor por lo que a continuación va la presentación entera.

ROS ATKINS TEXTUAL

«Hola, es un placer estar con ustedes. Gracias por acompañarnos en esta sesión. Como ya sabrán, mi trabajo en BBC News consiste en explicar temas complejos, a menudo en breves períodos de tiempo. Para empezar, el festival me ha encomendado una tarea: explicar la situación en la que se encuentra la industria televisiva del Reino Unido.

En (solo) 13 minutos. A una sala llena de gente que conoce el tema al dedillo. Seguido por un panel de pesos pesados ​​de la industria.

He tenido encargos más fáciles, así que, por si sirve de algo, aquí van algunas reflexiones mías, como alguien que mira desde fuera.

Y quiero empezar yendo a los inicios de la década de 2020, una época en la que la industria de la televisión estaba en pleno auge. El director de la British Film Commission declaró entonces: ‘Hemos iniciado una nueva era dorada para el cine y la televisión’.

Y la industria parece (parecía) gozar de muy buena salud.

Empleaba a más de 90.000 personas.

Los ingresos de los productores alcanzaron los £ 6.800 millones.

Aumento del 36% en una década.

No sólo eso: ver televisión estaba contribuyendo a convertir el mercado de entretenimiento y medios del Reino Unido en el cuarto más grande del mundo.

Parecía una época dorada. Pero no. Había advertencias.

John Landgraf, presidente de FX Networks, admite que no tiene miedo de hacer predicciones. ‘El año 2022 será el año de máximo auge’, nos dijo. ‘Hemos llegado al punto álgido de la era de la televisión de alta potencia’. En otras palabras, (dejó en claro que) esto no podía seguir así.

Y así fue.

En 2023, el Reino Unido experimentó la caída anual más pronunciada de audiencias de televisión abierta desde que hay registros. ITV declaró la peor caída de ingresos por publicidad en 15 años.

El sindicato Bectu declaró el estado de ‘emergencia’ en la industria.

Las comisiones se desaceleraron.

El trabajo se secó.

Aquella no parecía una época dorada.

Y nos ofrecieron muchas razones de por qué esto había sucedido.

Una caída en la audiencia después de la pandemia.

Los escritores y actores en huelga en EEUU.

Aumento de los costes impacta la producción y el gasto de los consumidores

Y una economía del Reino Unido que estaba luchando por crecer.

Sin duda, estos fueron factores importantes y la industria estaba ansiosa por ofrecer garantías.

El director ejecutivo de la empresa de marketing Thinkbox predijo: ‘Una vez que las presiones económicas comiencen a disminuir, la televisión se recuperará muy rápidamente’. Este año, Julian Bellamy de ITV Studios prometió: ‘El mercado publicitario regresará, siempre tiene una naturaleza cíclica’.

Los mercados publicitarios son, a veces, cíclicos. Los ingresos por publicidad han repuntado este año, pero la revolución digital que estamos viviendo ha dejado a los medios con muchos billetes de ida y vuelta. No todo vuelve a ser como antes.

He intentado comprender este momento de la televisión británica y siempre me vienen a la mente cuatro cambios importantes, todos ellos interconectados y que llevan a la televisión a un nuevo rumbo.

El primero es el cambio en el consumo de televisión y videoLo que la gente ve -y dónde lo ve- está cambiando radicalmente.

El año pasado, los canales de televisión abierta programaron el 62% de los programas de larga duración (más vistos). Se conjetura que esa cifra sea 28% en 2035. Tim Davie, de la BBC, ha reconocido: ‘Con el tiempo, se producirá y debería producirse un apagón de las emisiones’. Y ya hay dos tipos de plataformas que están ocupando su lugar: el video a la carta (servicios de streaming) y las plataformas para compartir videos (como YouTube y TikTok). En conjunto, representan al menos el 30% de los minutos de visualización en todos los dispositivos en el Reino Unido. Y es seguro que esa cifra aumentará.

Aunque no todo crece al mismo ritmo. En 2023, las horas de visualización de Netflix en el Reino Unido se mantuvieron estables. YouTube aumentó un 32 %. Se está acercando a Netflix, gracias a un mayor acceso (de YouTube) a través de los televisores.

El ex ejecutivo de Disney Kevin Mayer ha definido a YouTube como ‘el gigante de 400 kilos en este espacio’. En parte, porque es una plataforma rival para los programas, pero también porque YouTube forma parte de un auge de creadores de contenido y de videos de formato corto.

El analista Omar Oakes expuso que ‘todos los medios se ven amenazados por la ubicuidad de los formatos breves’. Otros señalan las oportunidades que ofrece la televisión en formato breve y en YouTube.

Pero lo más importante es que Internet no sólo ha transformado la distribución de televisión y video, sino también lo que vemos y quién lo produce. Para mí, ese es el punto de partida para entender lo que está pasando en esta industria.

Y ese cambio en el consumo se conecta directamente con un segundo cambio: la globalización de la televisión.

A medida que el streaming y el intercambio de videos van ganando terreno en el mercado, una pequeña cantidad de empresas internacionales controla cada vez más el contenido y la distribución: Amazon, Netflix, Disney, Apple, Google, basados en EEUU, y TikTok, cuya empresa matriz es china.

Por supuesto, la globalización tiene ventajas significativas: muchos más lugares donde los productores pueden presentar sus proyectos, (es decir) el mayor escenario para el contenido británico (o de otro origen) y, también, inversiones.

En 2022, el 86 % de toda la inversión en producción cinematográfica y televisiva de alta gama (en el Reino Unido) provino del extranjero, principalmente de EEUU. Netflix afirma haber invertido cerca de US$ 6.000 millones en el Reino Unido entre 2020 y 2023.

Pero algunos también ven los riesgos de la globalización: la marginación de las historias británicas (es decir las historias locales), el hecho de que las ideas británicas (las ideas locales) pasen a ser propiedad intelectual de otros y la pérdida de cuota de mercado de las empresas de medios británicas.

Se debaten los méritos de la globalización, pero lo que es seguro es que se ha producido. Y para entender las consecuencias de esto (y del cambio en el consumo), he tenido en cuenta un tercer cambio: la transformación digital de la publicidad.

El verano pasado, Ian Katz, de Channel 4, escribió a las compañías de producción sobre una desaceleración en las comisiones (los pedidos de producciones). Les dijo que la situación actual era ‘cíclica’ y que ‘el servicio normal se reanudará pronto’. Esta semana, Ian Katz le dijo a Broadcast (el medio especializado británico) que en la primera mitad de este año ‘el gasto en programas originales está en línea con los niveles anteriores al Covid’.

Pero la contratación, por supuesto, está relacionada con los ingresos. Y en el caso de la publicidad, hay tendencias a largo plazo que plantean desafíos para las emisoras. La cantidad de dinero gastada por los anunciantes en el Reino Unido en 2023 fue de más de £ 36.000 millones. Pero de ese total, la publicidad en línea representa más de las tres cuartas partes, el porcentaje más alto jamás alcanzado. La publicidad televisiva representa el 13%, lo que representa una reducción de casi 9 puntos porcentuales en 12 meses.

Y ya hemos visto esta película antes.

Como lo expresa Kate Scott-Dawkins del Grupo M: ‘Los ingresos por publicidad se han trasladado a las plataformas digitales desde una variedad de negocios de medios. Ahora es el turno de la televisión’.

Y sobre lo que se puede hacer, Scott-Dawkins maneja las expectativas: ‘Las compañías de televisión pueden tener que aceptar que sus ingresos publicitarios del streaming, aunque sean significativos, no igualarán lo que ofrecía la televisión lineal, al menos en el corto plazo’. Y agrega: ‘Esa era puede haber terminado…’

Y mientras los canales de televisión buscan nuevos ingresos, ¿quién debería esperarlos? ‘Google, Amazon, LG y Samsung… (todos) compiten por los ingresos por publicidad en streaming’.

En todos los medios, las mayores bestias del mundo tecnológico, con su sofisticada tecnología publicitaria, están acaparando la mayor parte del mercado publicitario. Ese es el contexto en el que se están reconfigurando los modelos de negocio en la industria de la televisión.

Y en la transición de la publicidad a lo digital, en la globalización de la televisión, en el cambio en el consumo, vemos un cuarto cambio importante: la centralidad de la tecnología.

Por supuesto, la tecnología siempre ha sido importante, pero ahora es un factor dominante en toda la industria, desde las plataformas de streaming hasta la producción y los anuncios, y, bueno, prácticamente en todo. Y eso requiere inversión.

Este año, la BBC está gastando £ 71 millones en desarrollo de contenidos online y de televisión, es decir, US$ 90 millones. Netflix ha gastado US$ 1.400 millones en tecnología en el primer semestre de este año.

Los streamers del Reino Unido pueden destacar el aumento de la cantidad de usuarios, el aumento de las horas de visualización y la aparición de productos nuevos y mejorados. Pero hay una verdad que permanece: la necesidad de una tecnología cada vez más compleja está aumentando exponencialmente, en parte debido a la IA. Y las empresas globales más grandes, con sus vastos recursos, inevitablemente tienen una ventaja.

Cambios de esta magnitud serían muy difíciles de afrontar para cualquier sector. Plantean preguntas fundamentales sobre cómo funciona la industria de la televisión británica y qué quiere ser. Y justo en medio de esos cálculos se encuentran los servicios públicos de radiodifusión.

Un alto ejecutivo me dijo hace poco: ‘¿Queremos ser simplemente un complemento de las grandes tecnológicas?’. Podemos ver la respuesta a esa pregunta. ITV ha invertido millones en ITVX. Channel 4 tiene una nueva estrategia para acelerar su transición al streaming. Tim Davie dice que la BBC creará ‘algoritmos que sirvan a nuestros valores’ y afirma: ‘Podemos elegir no depender únicamente de las empresas tecnológicas estadounidenses y chinas que pueden no tener los intereses de una cultura británica compartida’.

Por supuesto, la cultura británica está presente en los programas de las plataformas globales, pero los servicios de broadcasting públicos (PSBs) consideran que esto es su punto de diferencia.

En respuesta al marcado crecimiento reciente de las cifras de streaming de las PSBs, Alex Mahon, de Channel 4, dijo: ‘Es una señal de que la audiencia demanda contenido particularmente británico’. Tal vez lo sea. Y con el broadcast incluido, las PSBs siguen dominando las horas de visualización en general.

Pero se enfrentan a importantes retos. Por ejemplo, en el ámbito de la radiodifusión, la guía electrónica de programación garantiza a las emisoras públicas un lugar destacado. Eso está regulado. En el mundo del streaming no existen las mismas garantías, y el consumidor también está tomando decisiones diferentes en ese ámbito.
He aquí la cuota de horas de visualización en servicios de streaming para este año (en el Reino Unido):

Neflix: 34%
BBC: 17%
Disney+: 14 %
Prime Video: 11%
ITV: 7%
Sky: 5 %
Canal: 4: 4 %
Canal 5: 1%

Parémonos a pensar lo que esto demuestra, basándonos en todo lo que ya hemos considerado. En el mercado del streaming, donde sabemos que se dirigen los espectadores, donde las grandes tecnológicas compiten por los ingresos publicitarios, donde el desarrollo tecnológico costoso es crucial, las emisoras de radiodifusión están ahí, están creciendo, pero la mayoría de los espectadores no son de ellos, sino de los actores globales. Se puede discutir si esto es positivo o no. Si esto continúa, puede haber una serie de consecuencias comerciales y culturales.

El nuevo primer ministro, Sir Keir Starmer, y la secretaria de Cultura, Lisa Nandy, están siguiendo de cerca esta situación. Ellos saben que ya se han tomado algunas medidas en toda Europa. Desde 2020, las normas para los servicios de streaming exigen que ‘los proveedores deben tener un 30 % de obras europeas’. El Reino Unido forma parte de esta iniciativa y hay presión para ir más allá.

La Unión Europea de Radiodifusión (UER) afirma que los reguladores deberían tomar más medidas ‘para garantizar que las plataformas globales brinden al público acceso a contenido diverso que realmente los represente’.  En cuanto al gobierno del Reino Unido, Lisa Nandy dice que es una gran defensora de la BBC y de toda la noción de radiodifusión de servicio público. Poco después de las elecciones, visitó CBBC y Hacker the Dog. Pero no sabemos si se planea una mayor regulación para proteger a las emisoras de servicio público.

Y mientras se tienen en cuenta estas cuestiones, en este momento la industria del Reino Unido se enfrenta a una situación urgente. Se estima que el 51% de quienes trabajan en dramas televisivos están sin trabajo. En los programas sin guion la cifra sube al 57%, y en los comerciales, el 53%. El coste personal para muchos es enorme.

Su situación plantea una pregunta profundamente difícil: ¿qué tamaño puede tener esta industria?

Se acepta que algunos roles tradicionales desaparecerán. Hay optimismo sobre los nuevos roles digitales. Y los sindicatos quieren más apoyo para la capacitación y el reciclaje. Mejorar los ingresos por publicidad puede aumentar las comisiones.

Sin embargo, no está nada claro cómo la industria proporcionará trabajo a todas las personas que lo buscan y a los cientos de empresas productoras que existen.

Todo esto, todo lo que he mencionado, es el contexto en el que esta industria reinventa su futuro.

La televisión sigue entreteniendo, informando, influyendo e inspirando a gran escala. El Reino Unido sigue siendo uno de los mayores mercados de medios de comunicación. Los actores globales de la televisión siguen queriendo creatividad y producción británicas. Esta sigue siendo una industria multimillonaria.

Pero muchas cosas han cambiado en un corto espacio de tiempo. Para este observador externo, esto parece una nueva era, una era en la que lo que vemos y dónde lo vemos ha cambiado, en la que se requieren nuevas fuentes de ingresos y en la que la tecnología es dominante, en la que los medios de servicio público tendrán que volver a plantear sus argumentos y en la que los reguladores considerarán sus opciones, en la que las rutas hacia el consumidor y hacia el éxito están cambiando.

El debate sobre qué hacer a continuación es intenso, como veremos a continuación. Pero tal vez podamos estar de acuerdo en una cosa: la revolución digital no está llegando a la televisión y el video. Para bien o para mal, ya está aquí. No hay vuelta atrás.

Gracias por escuchar».

 

Fuente: The Daily, por Omar Mendez.

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