Un informe detecta también que el interés de la audiencia por la información está en mínimos de los últimos años
En los años 90 llegaron las televisiones privadas. En el año 2000 se desarrollaron las televisiones de pago. En el año 2010 la TDT sustituyo a la televisión analógica. Del año 2010 al 2015 fue el auge de la piratería, que se solucionó con la llegada de Netflix y el resto de plataformas. El año 2022 fue el momento en que más se desarrolló el mercado audiovisual. Sin embargo, un informe al que ha tenido acceso Confidencial Digital detecta, tras encuestar a 8.000 personas, que 2023 es el año en el que este sistema comenzará a resquebrajarse.
Saturación por no poder elegir
Según explica el documento, el espectador está “saturado”; “sobreexpuesto a multitud de impactos” que le provocan esta sensación. Perciben la paradoja de que el exceso de oferta provoca que se exceda un límite donde “se pierde la capacidad de elegir y disfrutar”.
“El otro día estaba con mis compañeras de piso viendo una serie y a los diez minutos estábamos todas mirando el móvil porque no nos atrapó”. Esta declaración de una de las entrevistadas es un ejemplo de esta percepción.
Producto más repartido, menos repercusión
Esta sobresaturación tiene una derivada. Los productos relevantes están “más distribuidos entre varias plataformas”, y los consumidores no se suscriben a toda. Tiene que elegir. Por ello, el espectador “empieza a sufrir el coste de decisión”.
El exceso de oferta provoca que en los círculos de cada espectador haya menos conocidos que sigan el mismo producto que tú estás viendo. Por ello, apuntan que las conversaciones sobre series y programas han decaído.
Regreso a la televisión en abierto
Debido a esta sobresaturación, en el estudio al que ha tenido acceso a ECD perciben un regreso del público joven a la televisión en abierto. La sorpresa que implica encender la televisión sin programar qué te vas a encontrar, la ha ido convirtiendo en un refugio “frente a la saturación excesiva y la presión de decidir” obligada por las plataformas como Netflix, HBO, Prime Video o Disney+.
Ante la pregunta de si ves ahora la televisión en abierto, (RTVE, Atresmedia y Mediaset…) más que antes, un encuestado respondió así: “Yo creo que sí, verdaderamente, porque muchas veces me la pongo y la tengo puesta y es como un relajante, porque estoy ya muy cansado con las redes sociales”.
El interés por la actualidad está en el punto más bajo desde 2020
El informe refleja que el interés de los espectadores por la actualidad informativa está en su punto más bajo desde el año 2020. Según señalan, en el momento del confinamiento por la pandemia de la covid-19 se produjo el mayor auge de interés por las noticias.
No obstante, tanto en la desescalada como en la actualidad se ha perdido más el interés por la “saturación y el rechazo del COVID en televisión”.
No obstante, aunque se mantiene un nivel mayor, también se percibe cierto desgaste a la hora de seguir el entretenimiento.
Menos atención en la televisión
El trabajo de campo evidencia una pérdida de atención por parte de los espectadores ante cualquier consumo: ya sea televisión en directo o plataformas. Según explican en el informe, “cada vez es más difícil enfocar la atención” y centrarse en el disfrute de un contenido particular “durante un período más o menos largo”.
También influye que hay una crisis de satisfacción: “Pocas veces se consumen contenidos que colmen las expectativa del sector”. Los contenidos más demandados son los concursos de conocimiento, los divulgativos y entrevistas.
Posteriormente se mantienen estables en su valoración los magazines, talent, reportajes, talk shows y cine. Finalmente, los menos valorados según los datos descubiertos son realities, humor, series, deportes, informativos y debates.
El estudio al que ha tenido acceso ECD pone también el foco en las redes sociales: considera que están en “su momento de máxima intensidad”.
Dentro de su análisis, asegura que “generan una presión, exigencia y competencia muy importante sobre todos los contenidos” que pueden verse en la televisión por la imagen y percepción que se genera de ellos al comentarlos, por ejemplo, en Twitter. Por este motivo, detectan que las aplicaciones de este tipo “cuestionan el valor de los contenidos de las plataformas”.