Durante la Conferencia del Día Mundial de la Libertad de Prensa en Chile, OBSERVACOM, la UNESCO y Deutsche Welle Akademie organizaron una mesa donde representantes de la sociedad civil y expertos de la región conversaron sobre cómo se encuentra la situación del pluralismo y la diversidad mediática en América Latina, y cuáles son los principales desafíos a afrontar.
El 3 de mayo -durante del Día Mundial de la Libertad de Prensa celebrado en el Centro Cultural Gabriela Mistral de Santiago de Chile- se llevó a cabo la mesa ¿Qué ha sido del pluralismo de los medios de comunicación? Luego de 30 años de la Declaración de Santiago de Chile sobre el Desarrollo de los Medios de Comunicación y la Democracia en América Latina y el Caribe, aprobada en 1994.
En la actividad organizada por OBSERVACOM, la UNESCO y Deutsche Welle Akademie, un panel de representantes de la sociedad civil y expertos analizaron cómo se encuentra la situación del pluralismo y la diversidad en la región, y cuáles son los principales desafíos que se deben afrontar.
Del evento participaron Mónica Valdés, vicepresidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias de América Latina y el Caribe (AMARC-ALC); Rocío Alorda, presidenta del Colegio de Periodistas de Chile; Martín Becerra, periodista de investigación y profesor de la Universidad Nacional de Quilmes; Luis Salazar, del Centro de Educación y Producción Radiofónica (CEPRA) de Bolivia y Mauricio Muñoz, presidente del Consejo Nacional de Televisión de Chile (CNTV), quien moderó la actividad.
El investigador y docente Martín Becerra, sostuvo que la concentración de la propiedad es un obstáculo para el pluralismo y que la concentración de las comunicaciones es un “problema democrático”. Para el experto, América Latina ha tenido avances y retrocesos en la regulación de este tema, al tiempo que advirtió que no se ha incorporado la cuestión de la actual plataformización de las comunicaciones, algo que ya está instalado en Europa y cuya regulación ya lo incorpora.
Rocío Alorda, se refirió a la situación en Chile donde a su criterio persiste un alto problema de concentración sobre la propiedad de los medios que se traduce en la falta de pluralismo, “algo que se ha alertado no solamente desde la sociedad civil, sino también desde distintos organismos internacionales”.
En este sentido, Alorda expresó que en 2016, el relator especial de libertad de expresión -en ese entonces Edison Lanza- alertó sobre los efectos de la concentración de la propiedad de los medios y “realizó un llamado al Estado para consolidar una serie de medidas destinadas a tener un marco jurídico institucional orientado a garantizar el derecho a la libertad de expresión y eliminar las normas y prácticas autoritarias heredadas de la dictadura que limitaban esta capacidad de desarrollo democrático”.
Por su parte, Mónica Valdés recalcó que si bien en estos 30 años hay más radios comunitarias en la región, existen grandes desafíos para el sector en términos de descentralización, sostenibilidad y financiamiento, manifestando que es fundamental establecer presupuestos anualmente claros y permanentes.
Valdés también citó el caso de las radios comunitarias en Guatemala, donde el Estado sigue incumpliendo una sentencia de la Corte IDH que exige el reconocimiento legal de medios comunitarios e indígenas, así como medidas para permitir que las comunidades indígenas accedan y operen libremente sus propias radios.
En su exposición, Luis Salazar, expresó que durante todos estos años se ha trabajado en reconsiderar la radio comunitaria como un medio que sea plural, participativo y representativo de las comunidades, mientras que, por otro lado, recalcó la necesidad de que el sector comunitario acceda a programas y proyectos de apoyo a su sostenibilidad y tenga un reconocimiento del Estado al igual que los medios comerciales, con los mismos derechos y oportunidades.
Salazar sostuvo que sin la democratización de la comunicación no hay democracia, y que el acceso a las frecuencias de radio ha permitido, particularmente en Bolivia, que muchas organizaciones sociales “puedan acceder a sus propios medios de comunicación para poder hablar en su idioma, poder transmitir su música, su cultura, su vivencia, sus preocupaciones y sus reivindicaciones”.